Ayer vi la película Lo imposible, una película de la que no para de hablarse y que ha sido un éxito de taquilla en estos tiempos de crisis y de IVAs del 21% al ocio y la cultura.
Me habían dicho que podía ser desagradable, que era de llorar pero finalmente no me fuí con ninguna de esas dos sensaciones de forma tan clara, si bien buscando en internet parece que ha habido muchos casos de mareos y desmayos incluso durante su visión.