Feria de Durango 2018, el cariño y la modernidad de lo tradicional

Quedé impresionado este año en #DurangokoAzoka por la magnitud y variedad de nuestra cultura. Además no solo en libro y disco tradicional, sino yendo mucho más allí con formatos y formas realmente innovadoras.

Me encantó la propuesta de Educa Reality/Arbi y me hice con uno de los libros dedicados. Una mezcla de tecnología con lo más cuidado de las ilustraciones y propósitos claros, trabajar la familia, trabajo en equipo…

Las ilustraciones del libro se leen con el móvil y salen unos mundos nuevos y de fantasía. Al de varias lecturas me comentaba Iker (uno de los creadores) que te fuerza a responder a unas preguntas para seguir jugando, con el objetivo de ir bastante más allá del ocio. ¡Felicidades!

Por otro lado, encontré un libro de ilustraciones e historias preciosas sobre Marijaia, símbolo de las fiestas de Bilbao. Casualidad estaban las creadoras y pudieron firmarme uno de los ejemplares, que entregarán a Olentzero para que llegue.

Mari Jaia Liburua. Foto y más info

No pude evitar contarles que yo durante horas fui Marijaia y tuve el honor de llevarla en Aste Nagusia gracias a mis compañeros y compañeras de Txinbotarrak. Charlamos e incluso hubo alguna foto.

Eskerrik asko Idoia Barrondo eta Nuria Hache!

2014, Marijaia en sus hangares al ser devuelta…

También tuve la ocasión de encontrarme alguien que muestra, que el euskera no conoce de orígenes y de su modernidad. Coincidí con el gran Boubacar Diouf, en el stand de la revista Argia. Intercambiamos unos saludos de cortesía en wolof y pasamos a hablar en euskera, y es que a pesar de llevar pocos años aquí ya lo habla. Él, junto con otros compañeros de la etnia wolof está formando una cooperativa para poder trabajar con todas las garantías. Con la ayuda de Argia vende unas camisetas reivindicativas para su proyecto. Más sobre el proyecto social de este grupo de senegaleses.

Este año también estuvo en la txosna de Txinbotarrak, donde en aquel turno todos los participantes vistieron su camiseta. ¡Ánimo!

Este año fui dos veces, las dos en tren y a tenor de toda la gente que había imagino que fue un acierto.

Me sorprendió todos los puestos con códigos QR, parece que su uso está resurgiendo últimamente.

En definitiva, una verdadera alegría y con mucha fuerza para seguir con proyectos como Kantari. Y escribe todo esto, mientras escucho al gran Urko, que acompañó mi niñez, ya que a aita le gustaba mucho. Tradición y modernidad…

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