Más de una década ha pasado desde que dijiste agur t’erdi, pero aquí sigo, a pesar de que este maltrecho y desactualizado blog no es el mejor escenario, fiel a mi compromiso de recordarte por escrito.
Y es que como sabes, por mente y palabra estás muy presente en mí y en mucha más gente.
Como dice el gran Mikel, te vas haciendo mayor, cuando vas adquiriendo responsabilidades, y si hace ya unos 13 años nos tocó madurar un poco, ahora me he convertido en el mayor de los Segurola, sí. Aunque unos van, y por lo menos otros vienen. Si habitualmente te recordamos, en esta última ocasión, hace escasas semanas, pensamos como tú actuarías y actuamos como tú, o mejor, nos dimos cuenta que nuestros comportamientos hubieran coincidido.
Y todo esto de convertirte en el mayor de todos y encima cómo ha sido, me recuerda a otra enseñanza de Mikel, y es que algunas cosas son fáciles de valorar como algo lógico, pero otro cantar es ya pasar a la práctica. «La vida son dos días», «hay que disfrutar»… se ve lógico, se dice fácil, se hace difícil. Es todo un proceso de interiorización y reeducación.
Yo no voy a decirlo, voy a hacerlo, lo estoy haciendo.
Maite zaitugu!
Otros años:
Un año mas, cierto que también recientemente has pasado al primer lugar de la saga de los Segurola, pero desde aquí darte las gracias a ti y a tu hermano por vuestro comportamiento, aita se sentiría orgulloso de vosotros, como lo estoy yo.
Os quiero,
Rakel
Pingback: 12 años ya, aita | galder.net