Felicidades, Zorionak y por qué Olentzero, los reyes magos, Papa Noel son de verdad

Cada día me cuesta más hacer un mailing con una postal, ojo ahora hay que llamarlo Chritsmas, pero voy a aprovechar esta felicitación de navidad para hacer un poco de pedagogía, y hacer de paso un post

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Por un lado os dejo el spot precioso sobre el  Olentzero y las navidades de este año de EITB, que mezcla la más ancestral cultura vasca como es Olentzero, modernizándolo y haciéndola más actual mezclándolo con gente de las asociación andina que viven en Euskadi, versión flamenca por parte de la asociación gitana vasca Kaledor Kayiko, unos niños que grabaron el spot en Irala, cerca de la casa de mis amigos Martitz y Laura (que por cierto cubrieron el evento por las redes sociales 😉 ) , el mítico y simpático músico africano de las calles de Bilbao que tanto se parece a un rey mago, grupos de txikiteros..

Os dejo por otro lado, un correo de por qué los reyes magos son verdad, que me mandó mi amiga Celia, madre y que goza de gran sensibilidad y seguro que tirará en breve de esta experiencia en forma de cuento que me manda y da la vuelta a la tortilla, de como un padre cuenta a su hija preocupada por haber oído que los reyes son de mentira que los reyes son de verdad.

Estaría bien adaptarlo al resto de protagonistas de las navidades, y traducirlo a Euskera para Olentzero y postearlo en mi blog en euskera… Si alguien se anima…

Zorionak/Felicidades a todos, un abrazo enorme, que paséis unas buenas fiestas, y ¡que el año que viene sea todavía mejor que el actual!

Correo que me mandaba Celia:

Los Reyes Magos, Olentzero y Papa Noel son de verdad
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a  escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus  actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con  miedo, le dijo:
– ¿Papa?
– Sí, hija, cuéntame
– Oye, quiero… que me digas la verdad
– Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
– Es que… -titubeó Blanca
– Dime, hija, dime.
– Papá, ¿existen los Reyes Magos?

El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando  descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro  tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

– Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?

La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
– ¿Y tú qué crees, hija?
– Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que  existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
– Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…
– ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me  habéis engañado!
– No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que  existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
– Entonces no lo entiendo. papá.

– Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar  porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el  padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa  que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para  él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

– Cuando el Niño Jesus nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados  por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le  llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan  contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor,  dijo:

– ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a  todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

– ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de  hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de  niños como hay en el mundo.

Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos  compañeros con cara de alegría, comentó:

– Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque  somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder  recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero
sería tan bonito.

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían  realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía  escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el  Portal:

– Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros  regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme:
¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

– ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.
Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño  que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

– No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino
dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

– ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.

– Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben  querer mucho a los niños? -preguntó Dios.

– Sí, claro, eso es fundamental – asistieron los tres Reyes.

– Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

– Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez  más entusiasmados los tres.

– Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los  niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

– Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos
los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y  de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También  ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se
haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les  contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades,
los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:

– Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta de saber  que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la  mano mientras decía:

– No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el  año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres  Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

3 pensamientos en “Felicidades, Zorionak y por qué Olentzero, los reyes magos, Papa Noel son de verdad

  1. TARTALO

    Kaixo Galder:

    Egia esan nahiko ipuin polita iruditu zait baia erabilgarria, semea beharbada ikastolan aurki hasiko baita eta aurki entzungu duelako Olenzero gurasoak direla eod ta ez direla. Eskerrak historio honek lagunduko didala nolabait une zail hori gainditzen.

    Ez nuke izango euskaratzeko arazorik, soilik aitzaki bat beharko nuke, ez dakit … eskatzailea aitatasuna heltzear duela edo ;->

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